jueves, 21 de abril de 2016

No se hacia dónde dirigir mi mirada.

No se hacia donde dirigir mi mirada. Algún tiempo atrás, todo lo que mis pupilas eran capaces de captar era tu silueta. Era clara y precisa, y se levantaba sin ninguna imperfección contra la luz de un futuro tan incierto como esperanzador. Sin embargo, ahora esa luz se ha apagado dejándome ciega y mis pupilas no saben hacia donde dirigirse. No me queda más remedio que extender mis manos, buscando a tientas una señal que me indique el camino correcto. A pesar de todo, me acecha la duda de sí seré capaz de seguir esa dirección si me aleja de ti. Por eso me encuentro aquí, en el cruce de caminos hacia mi futuro. Y, por mucho que me duela, se que seguiré aquí hasta que la esperanza se desvanezca por completo. Porque mientras quede la más mínima posibilidad de permanecer entre la seguridad de tus brazos, no seré capaz de elegir ninguna dirección.