domingo, 26 de julio de 2015

Rendición.

La noche había llamado a su puerta repetidamente y sin descanso. Sin embargo ella mantuvo su puerta cerrada impidiendo su paso, manteniéndose a salvo arropada por la cordura. Pero, cuando la noche cesó en su intento, la cordura dio paso al inmenso vacío y la noche dio paso a un día interminable. Entonces, abrió sus puertas en medio de la claridad abrumadora y llamó a la oscuridad de vuelta. No se hizo esperar, hizo su aparición y entró. Ella, embriagada de locura no se opuso. Sin embargo, tal y como esperaba, cuando la noche desapareció fue para no regresar. Y, así la abandonó, acostumbrando sus ojos una vez más al brillo cegador del nuevo día. 

Mdlqv.

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